NORIAS DE AGUA (3ª PARTE)
NORIAS DE NUESTRO ENTORNO MÁS CERCANO (III)
Antes de empezar nuestro recorrido quisiera agradecer a todas las personas que me han facilitado información para realizar este trabajo. A todos y a todas mi más sincero agradecimiento. No ha sido fácil porque la memoria suele fallar y más si son personas mayores, aunque algunos sus recuerdos los tenían muy presentes. Además hace bastante tiempo que las norias dejaron de funcionar por lo que obtener información se hace más complicado. En cuanto a la puesta en marcha no hay datos. Hemos mirado en cimientos y muros por si había alguna fecha grabada, pero no hemos encontrado nada. Seguramente cuando las tierras donde estaban ubicadas se fueron poblando de gente, empezarían a ponerlas, unas antes que otras, pero lo que es seguro es que todas tuvieron sus siglos de historia.
En las fuentes consultadas (libros, páginas web, etc..) sobre las norias de nuestro entorno es prácticamente nula. Solo la información facilitada por muchas personas y sobre todo con las que convivieron con ellas, es el testimonio más fiable y el que se ajusta a la realidad contada por ellos mismos. En nuestro recorrido dejaremos constancia de algunas de estas familias. Así como anécdotas o hechos relacionados con las norias y el río.
También queremos dejar constancia de los últimos herreros y carpinteros que llevaron a cabo los arreglos de las norias de nuestro entorno.
Empezando por la "Herrería los Palitos" de Puente Genil donde una familia trabajaba el hierro, como herreros de "fragua".
En Jauja, el último de los herreros de "fragua" que llevó a cabo los arreglos de las norias hasta que dejaron de funcionar, fue Julio Sevillano Romero, más conocido como "Julio, el Herrero".
En la actualidad la herrería sigue en activo a través de sus familiares. Pero ya con nuevas tecnologías. Mejorando las condiciones de trabajo tan duras de sus generaciones anteriores.
En lo referente a la madera, José Pineda Sánchez, vecino de Badolatosa, que vivió en Jauja gran parte de su vida, donde desarrolló la especialidad de carpintero, conocido con el apodo de "José Pinotea".
Miguel Cosano Sánchez, "Miguel de Pinotea", sobrino de José y vecino de Jauja. Desde pequeño aprendió el oficio de carpintero. El amigo Miguel acompañaba a su tío en los arreglos de las norias. Siendo uno de los últimos carpinteros que los llevó a cabo. Aunque tan sólo los realizó en la noria de las Huertas del Duque hasta que dejó de funcionar. Así nos lo contó él mismo. En la actualidad sigue viviendo en Jauja.
Por otro lado, varias generaciones de carpinteros de Badolatosa conocidos con el apodo de "Los Panzillas". Durante muchos años llevaron a cabo los trabajos de carpintería en las norias. El último fue Francisco Dorado Pérez, "Paco el de la Posá". Cuando este hombre contrajo matrimonio, con una de las hijas de esta familia, aprendió el oficio de carpintero y ya fue conocido como "Paco Panzilla". Esta actividad la continuaron sus hijos y, en la actualidad, sus nietos. Una bonita iniciativa de seguir con la tradición familiar. Aquí podemos emplear el dicho "de tal palo, tal astilla"
Nuestro entorno más cercano va desde el Vado de los Bueyes. Término de Lucena. Y pasa por los Términos de Corcoya, Jauja, Badolatosa, Aguilar de la Frontera y terminando en la Presa de Cordobilla, situada entre los Términos de Badolatosa y Puente Genil. Su ubicación y estado actual siguiendo el curso del "Río Genil" es el siguiente:
Situado en el Término de Lucena. Una noria que hubo en el margen derecho está perdida. Además de sus muros, gente que allí vivió nos lo confirma. Como la familia Cuadrado Mendoza, de Corcoya, mi agradecimiento a dos de sus hijos Juan y Luis por la información facilitada, en este lugar y sobre los pozos de tracción animal en Corcoya. Estas huertas estaban arrendadas por la Marquesa De Senda Blanca a unas doce familias formadas por 60 personas aproximadamente. Aquí hubo familias de Benamejí, Corcoya, Badolatosa, Jauja y también de otros pueblos. Con la construcción del Embalse de Malpasillo, entre el año 1947-1951, estas familias tuvieron que marcharse ante la amenaza de una posible inundación, hecho que no llegó a ocurrir. Estas familias no recibieron ninguna compensación por las perdidas que les ocasionaron.
(Vado de los Bueyes, foto cedida por Rafael Reyes de Jauja) |
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