EL ÁRBOL SECO

Siguiendo con nuestro ciclo de poesía del poeta Manuel Benítez Carrasco hoy traemos un poema donde la imaginación y la sensibilidad se dan la mano por el pobre árbol. Un pobre árbol que se secó y se cayó al suelo y yace sin vida, dónde su único consuelo es tomar el sol y que lo dejen tranquilo, hasta que la savia del árbol se lo permita.
Trata sobre un árbol que había a la entrada al camino de la Virgen de los Labradores en el valle de Quéntar, en Granada.


 

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