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El Cerezo de las Huertas de la Manga (Último capítulo)

Era una tarde a finales de la primavera y entrada del verano. Una bandada de estorninos se dejó caer en las huertas de La Manga. Después de un día en ayunas, vieron unos frutos rojos y carnosos en unos cerezos. Con tanto apetito y ansia picoteaban, que despertaron al pobre hortelano de su siesta.  Con los brazos en alto gritaba, y del susto un estornino se tragó un hueso. En medio de la noche y con la barriga descompuesta el animal al evacuar el hueso  resolvió su problema. Un hueso que encontró un ratón de campo en una noche oscura. Que una lechuza lo atrapó en silencio con sus garras y volando chocó con un cable eléctrico. Con suerte se libraron los dos de la muerte y el hueso calló en medio de una herriza donde germinó. Un cerezo que fue creciendo despacito rodeado de vegetación de monte bajo. Él preguntaba por todo y su gran ilusión era ver los cerezos de las huertas La Manga. Habían pasado quince años con sus días y una mañana tuvo una visita inesperada. El hortelano que ...

El Cerezo de las Huertas de la Manga (3ª parte)

Entraba la estación del otoño. Las hojas van cambiando de color. Pasan de los verdes a los ocres, van cayendo poco a poco, despacito, sin prisas. El campo va tomando un color gris, como el cielo con los nubarrones.  El cerezo se va quedando desnudo con los fríos. La savia se paraliza y entra en un estado de reposo vegetativo. Un sueño muy profundo lo envuelve. Va montado en una nube volando, cruzando países y llega a Japón, donde lo están esperando. Es un invitado de honor. Cada año celebran “La Contemplación de los Cerezos en Flor”. Ellos le llaman el “Hanami”, donde las parejas declaran su amor debajo de un cerezo florecido. Los sueños, sueños son, y por arte de magia, en un momento, se encuentra en Jerte, en el valle de los cerezos. Un pueblo agricultor que vive de la recolección de la cereza. Elogian y festejan el día del cerezo para agradecer sus frutos.   El cerezo ha estado relacionado con los dioses y divinidades en la mitología romana. Se relaciona con Venus, la diosa...

El Cerezo de las Huertas de la Manga (2ª parte)

Pasaron los años y el cerezo escondido entre romeros, retamas, coscojas y lentiscos, fue criando y ganando altura y espacio, como un almendro silvestre. Era un cerezo muy especial. Preguntaba por todo, pero nadie le contestaba. Un día de primavera pasaba una abeja revoloteando de flor en flor. Aprovechando que se acercaba le preguntó: “¿Quién eres tú?”.   “¿Quién soy yo?”. Tanto insistía que la pobre abeja le respondió: “Yo soy una abeja obrera. Voy recogiendo el néctar y el polen de las flores para fabricar la miel. La comida de mi colonia en época de escasez. Sin darme cuenta, voy polinizando las flores. Un trabajo que tiene su recompensa, dando origen a nuevas semillas y frutos. Vivo en una colmena con miles de obreras como yo. Tenemos los zánganos, responsables de la seguridad. Una sola Reina, que se alimenta de polen y néctar. En la temporada de puesta llega a poner unos mil huevos por día. Cuando empiezan a nacer las larvas, las abejas nodrizas las van alimentando con ja...

El Cerezo de las Huertas de la Manga (1ª Parte)

Era una tarde a finales de la primavera y entrada del verano. En las huertas de La Manga acostumbran a madrugar los hortelanos para preparar la tierra. Azada en mano quitando las malas hierbas, arreglando la reguera para que corra el agua por los canteros… Después de toda una mañana de laboreo lo mejor es comer, descansar y  echar la siesta. Esta tarde se dejó caer una bandada de estorninos por Las Huertas de La Manga. En una de las huertas, el hortelano tenía sembrado hortalizas y frutales: manzanos, perales, granados… y unos diez cerezos. Este año la cosecha había cuajado y los más tempranos no podían con las cerezas.  Los estorninos, después de un día en ayunas, vieron esos frutos rojos y carnosos en ramilletes. Comenzaron a picotear, con tanta hambre y alboroto de alegría que despertaron al hortelano que estaba dando una cabezada. Salió de la morada y cuando se percató de lo que estaba pasando, con los brazos en alto, y muy enojado, exclamó “¡Fuera de aquí, iros a comer a ...