RECUERDOS DE UN CHAVEA
RECUERDOS
DE UN CHAVEA
Rodeado
de olivares,
nacieron
mis recuerdos,
yo
no los conocí,
pero
así me lo dijeron.
Mi
primer recuerdo
es
muy fugaz,
y
de las patas de un potro,
me
pude librar.
Aquel
sueño placentero,
que
debajo de unos rábanos de semilla,
era
el más feliz del mundo entero.
En
los bruscos callejones
las
piedras mis dedos
rompían,
tal vez tuviera
zapatos,
pero no me los ponía.
Aquel
día, sin venir al caso,
sin
venir al caso
de
un montón de risas
casi
nos morimos al rato.
Como
olvidar el trillo en la era
con
sus nobles tiradores.
Hombres
aventando, paja y grano
que
el costal está esperando.
Y
el búcaro en la choza
para
los calores aplacar.
Y
alegres polluelos
gozando
en libertad.
¡
Ay! Río Genil,
que
frescura me dabas,
cuando
de la siesta escapaba.
Y
los cuentos de aquellos viejos
a
la luz de la candela,
que
momentos tan felices,
que
historias... ¡canela!.
Los
seres queridos
que
ya se fueron,
o
aquel sueño de amor,
maravilloso
y sincero.
Un
caballito de cartón
en
la Fuensanta
me
compraron.
Huerta,
riguera, agua.
Yo
quise verlo correr
¡Ay,
mi pobre caballito!
¡Ay,
pobre de mi!
Te
vi correr entre lágrimas,
lágrimas,
que lloré por ti.
Si
tuviera que elegir
entre
hombre o chavea
me
quedo con…los recuerdos.
¡Ay,
RECUERDOS DE CHAVEA!
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