V CAPÍTULO FINAL

Lector/a, gracias por haber hecho el recorrido por todas las norias de nuestro entorno. Este último capítulo lo escribe la noria de las Huertas del Duque, desea darnos su mensaje de tristeza y, al mismo tiempo, de esperanza. 

¡Y nos lo cuenta diciendo entre si! 

"¡Aquí estoy! ¡Dadme vida! Antes era feliz. Lágrimas de alegría corrían por mi cuerpo. Ahora, estoy sin vida. La tristeza me consume. Mis lágrimas se han secado. Solo la alegría de haber sido útil, me mantiene en mi lugar." 

"Fue para mí, un verdadero honor haber contribuido a que las familias pudieran regar sus huertas. Huertas donde, con el esfuerzo diario de toda la familia, sacaban sus cosechas adelante, además de cuidarme a mí."

"Recuerdo a los hombres que se agarraban a mí y con la ayuda de la fuerza del agua, los subía para arriba. Como en un trampolín se dejaban caer en mi canal, con mi consiguiente sonrisa." 

"Soy consciente de que mi futuro depende del ser humano. Si la conciencia, la sensibilidad y los sentimientos, junto con los recuerdos, se dan un abrazo, mi historia y mi vida continuará para el disfrute de todos."

"No pierdo la esperanza de que aquellos que me olvidaron, me den aquella vida, que me hacía tan feliz. Mi conciencia está en paz. Más, no doblaré mi rodilla. Viviré hasta que mi esqueleto aguante, con el convencimiento de que mi vida formó parte del pasado, pero puede formar parte de nuestro presente y podría formar parte del futuro de generaciones venideras."

Con este mensaje de esperanza nos quedamos, confiando en que los organismos que tienen las competencias, comprendan la importancia que, para estos parajes y sus gentes, tendría la puesta en marcha de alguna noria.

Todos somos conscientes del problema del agua y de que la mayor parte del año el caudal que lleva el río no es suficiente para su puesta en marcha. Pero hay épocas que lleva agua suficiente para darle vida y así poder contemplar el maravilloso espectáculo centenario, de nuevo, con vida.

Esperemos que algún día se haga realidad. Seguro que todos los habitantes de estas zonas, y también de otros lugares, verían con inmensa alegría que el espectáculo y la magia milenaria continúa en armonía con el Medio Ambiente.

Cuando la última generación que disfrutó del espectáculo de las norias se haya marchado, mucha historia se irá con ellos. Mi único objetivo ha sido dejar por escrito las causas por las cuales dejaron de funcionar, basándome en lo que me han contado las gentes que convivieron con ellas, como también a través de lo que les contaban sus generaciones anteriores, para que quede constancia de la historia de las norias de nuestro entorno más cercano, para el conocimiento de estas y de futuras generaciones.

Tanta es la importancia de las norias que hasta el gran Antonio Machado le dedicó este poema. Este poema habla de la soledad, la tristeza, el recuerdo, los sueños, el tiempo y la muerte, que aparecen en algún momento de nuestra vida. Machado nos habla de una mula vieja. Representa la monotonía de la vida en la que siempre hacemos lo mismo.  

La tarde caía

triste y polvorienta.

El agua cantaba

su copla plebeya

en los cangilones

de la noria lenta.

Soñaba la mula,

¡pobre mula vieja!,

al compás de sombra

que en el agua suena.

La tarde caía 

triste y polvorienta.

Yo no sé qué noble,

divino poeta,

unió a la amargura

de la eterna rueda

la dulce armonía

del agua que sueña,

y vendó tus ojos,

 ¡pobre mula vieja!... 

Mas sé que fue un noble,

divino poeta,

corazón maduro

de sombra y de ciencia. 

 

Si nuestras norias estuviesen funcionando, podrían contarle a los viajeros su bonita historia, historia de nuestra tierra, de nuestras raíces, de nuestras tradiciones, de nuestro entorno... En definitiva, la historia de Nuestra Vida.




 

 


 

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