DÍA DEL LIBRO

 Cada año, cada mes de abril, llega un día para recordarnos que los libros no mueren. Son vida expresada en signos, unos signos compuestos de palabras escritas. Todas enlazadas y dándole forma, lugar, tiempo, modo,... llenan y enriquecen páginas y más páginas, transformando y envolviendo a los lectores en un mundo tan apasionante, que quedan atrapados en la lectura. 

Cada año, cada mes de abril celebramos el día del libro. Los libros nos ayudan a ser más cultos, a ver la vida desde otra perspectiva, a comprender que los escritores merecen todo el respeto al dedicar una parte de su vida y su tiempo en hacernos más felices y ...

 

"El tiempo no se detenía y los años dejaban una huella imborrable, escrita por una mano llena de experiencia".

 

"Vivía en una nube, una nube libre, una nube invisible, de la que no quería bajar".

 

"Caminaba por un sendero, rodeado de ojos que no veía, sabía que la observaban, sabía que seguían sus pasos". 

Los libros, esos amigos que llenan muchas horas de soledad buscada, esos compañeros que siempre que vuelvas están esperándote en la página que  dejaste. Nos sumergimos y nos perdemos en cada renglón, en una narración que nos transporta a un fondo, un fondo que sólo alcanzaríamos buceando en nuestra mente. 

"Amigos de la Lectura" hace tiempo que no comparte nada en el blog. Hace tiempo que dejó de escribir por falta de tiempo. El tiempo del que hablamos, en una vida es corto, corto en un mundo viejo. Viejo y perdido a los ojos del tiempo.

Cada 23 de abril, envueltos por una primavera que va a parir. Envueltos por aromas y amores, escritores recogen la pluma del tintero, igual que una espada. Desenvainan y comienza una batalla derramando tinta roja y pasión, colocando su firma en cada libro su autor. 

Día del Libro, participa en engrandecer tu alma y tu mente.

 

Amigos de la Lectura, os invita a leer y escuchar un poema titulado. "Una Rosa". Escrito por Juan Reyes y recitado por Emilio Villarrubia. Espero que sea de vuestro agrado.

 

 

Una rosa temprana, de una primavera adelantada, me robó el corazón.

Ella escondida, me miraba tímida y sonrojada, atrapada por las espinas del rosal.

Todas las mañanas, su belleza y su aroma recorría cada poro de mi piel.

Una rosa aterciopelada, de una primavera caprichosa, de un amor prohibido.

Mis sentimientos mudos, viendo sus pétalos sensibles y apasionados.

Las gotas del rocío y la lluvia la acariciaban, el viento la mecía, los celos me comían.

Un día de verano acabó un amor platónico, la rosa de mi vida se marchitaba.

Sus pétalos caían, y ella gritaba de pena, presa del rosal cubierto de espinas.