Mi madre, tan cerca y tan lejos.

Mi madre, tan cerca y tan lejos. Sentada a mi lado. ¿El abuelo dónde está? Hace rato que no lo veo. Hace diez minutos me preguntó lo mismo. Hace veinte minutos le dije: El abuelo va para seis años que nos dejó. Cada día que pasa vamos perdiéndola.  Ella, inocente, vive en su mundo. Un mundo que la trastorna. Su rostro pensativo, la mirada perdida, lo vive,  lo siente y las lágrimas resbalan por sus mejillas. Cada vez más cerca del pasado, el presente no existe. En su demencia, tan cerca y tan lejos. Vive rodeada de sus recuerdos: sus niños, nosotros, su madre, su marido, nuestro padre, la casa de la Calleja donde nació y se crió, donde vivimos la niñez, la adolescencia... 

De nuevo me pregunta,  ¿Cuando nos vamos a la casa? Atrapada su mente en el pasado. Los años no perdonan y de nuevo es una niña, con un camino hecho. Mi madre, la que tanto luchó por nosotros, sus hijos.

Hoy va olvidando los nombres, las fechas, los nietos y bisnietos que tiene. Hoy necesita ayuda para moverse. Precisa mucho amor y cariño, mucha paciencia.... recordarle cada momento, que tiene una familia a su lado.  Ella que nos dio la vida: sus abrazos, su ternura, su vida, sin pedir nada. ¿Es bueno tener hijos para saber cuánto se quieren? Ella nunca se olvidó de rezar cada noche a su Dios, pidiendo para cada uno de nosotros, que no nos falte salud, un trabajo para vivir dignamente. Ella hablaba de compartir las riquezas en el mundo, de amor, de no ser rencorosos, ambiciosos, vanidosos...dar las gracias por todo, vivir en paz y saber pedir perdón....

Mi madre, con su demencia, no quiere escuchar hablar de la muerte, siempre tiene la misma respuesta. Hay tiempo para morir. Ella se encuentra bien. A su "salud"... le sobran los años. Cada día su compañera, su demencia, va ganándole la partida. ¿Cuándo es más feliz? Hablándole del pasado. Le cambia la cara.  Saca una sonrisa apagada y le llega al alma. Los recuerdos de su niñez,  esos no se los roban nadie.  Su amiga "La Negrilla" no la olvida. Amiga de las travesuras en las ferias, tirando los potros de las puertas de la calle, las carreras en el Callejón... ¿Cómo decirle que nos ha dejado hace unos días  por culpa del Coronavirus? Tantos momentos atrapados en su mente. Cuánto nos queda que aprender de la vida y no está escrito en los libros. De nuevo volvemos a ser niños. Unos niños que necesitamos ser queridos, como fuimos nosotros por ellos.

Mi madre tan cerca y tan lejos, camino de los 93 años.

Felicidades Mamá.

De paso por la vida.

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