Cristo de la Agonía de Badolatosa

Nuestro vecino y amigo Tomás Tenor Pérez nos trae un artículo para exaltar a su Cristo de la Agonía. En estos días de Semana Santa queremos compartirlo con todos los amantes del mundo cofrade de Badolatosa y Corcoya.
Agradecemos al amigo Tomi su aportación y esperamos que resulte de su agrado esta publicación..

Cuenta la leyenda que los artistas estaban desmotivados, que ya no había lugar en el mundo, ni hora del año que les diera inspiración. Que ya estaba todo escrito y ya todo pintado.

Decían un pintor y un poeta con gran resignación.

-¡Cuentan que en BADOLATOSA, está el lugar y una puesta de sol, es el momento.- Exclamó un viejo que les escuchaba, con gran atención. Nunca jamás un artista supo detallar tan cristiano evento.

-¿Pero cómo es eso?…¡Ese reto lo superamos! -Dijeron los artistas con cierto aire de fanfarrón.

-Ya os avisaré, dijo el viejo, y vuestra osadía se convertirá en lamento.

Nunca antes, un artista supo unir en uno, dolor, emociones, amor, pasión.-¡Vamos! ¡Que ya llegó la hora de ese día! ¡Que vengan esos artistas! El poeta y el pintor… A la puesta del sol en punto. (No es necesario reloj)

Es el momento exacto cuando todo está en sintonía, por el horizonte triste y sonrojado, se esconde el sol, no soporta ver al hijo de Dios en su agonía y la luna llena de primavera… viene a mitigar su dolor.

Dos regueros de agua y sangre por la puerta de su templo salen. Al ritmo de un corazón agotado y roto; el sonido de un tambor… El cielo ya se viste de negro; se despoja del azul. Enmudece el gentío al ver a su Cristo de la Agonía y suenan unos acordes de celestial armonía, que por estandarte, traen sones con aroma del sur. Los cirios iluminan una calle que evoca al misterio. ¿Que tendrá esa calle que el rezo callado del penitente te guía? ¿Será porque cada Badolatoseño, por ella, hace su último viaje hacía el Cielo? Y es por ello, que mi Cristo, cada Viernes Santo derrama su gracia y bendice su suelo...¿Que tendrá esa calle? ¿Será por su estrechez que no admite un receo? Y capataz y costaleros exhiben su destreza y maestría, no queriendo rozar la blanca cal con la que pintaban los Abuelos.

¡QUE NO SE VEAN MOVERSE! ¡QUE NO SE CLAVE MÁS SU CORONA DE ESPINAS! -Repite el capataz a toda su cuadrilla. Vigilando que una ventana no profane su madero. Sobre un manto de clavel roto levita, en su canastilla, quien solo, para Siete palabras, le queda aliento… -¡EL POETA HUMILLADO SE FUE!… No encontró palabras que describan su agonía. ¡El PINTOR DIJO QUE TANTO DOLOR NO LO SOPORTA UN LIENZO! ¿Que tendrá esa calle que inspiran al pregonero? Y que grita alto y claro por cada esquina: -¡QUE SE ENTEREN LOS ARTISTAS DEL MUNDO ENTERO! ¡QUE AQUÍ ESTÁ LA ESTAMPA MÁS CRISTIANA Y MÁS DIVINA! Y ES CUANDO EL CRISTO BAJA… ¡POR LA CALLE … LUCERO!

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