SENTIMIENTO DENTRO DEL CAOS

Principios: La lealtad está por encima de todo, excepto del honor.

Nada hay más fuerte que el deseo de victoria.

La miseria atormenta al hombre. El tormento lo lleva a la desesperación, y una persona desesperada, pierde la razón y de ahí a la violencia la distancia es mínima.

Para padecer con el recuerdo, he tenido la suerte de admirar de nuevo la película “La Lista de Schindler”, porque, aunque sea trágico, es magnífico el comportamiento del ser humano cuando en medio de una nación culta y admirable años atrás, se convierte en un infierno de seis millones de muertos.

Del año 1910 al 1920, estaba agazapado un individuo que malvivía de una pequeña herencia de su madre y como para todas las desgracias hay un populismo acogedor, llegó un hombre corto de estatura, bigotillo ridículo, pero con unos ideales refinados y atrayentes, que en sus discursos era el dueño de levantar los deseos de la multitud, defraudada por los resultados para Alemania de amnistía de la primera guerra mundial.

En 1933, siglo XX. Elecciones, desesperación por la derrota, creación de un primer grupo armado, SA, en defensa del ideal extendido. No produce el efecto deseado, cambiamos de grupo, SS.

Respetando los principios de este blog, me aparto totalmente de los hechos políticos ocurridos. Sólo quiero resaltar el comportamiento del ser humano cuando las circunstancias trastocan la vida en paz de las naciones.

De aquí nace “La lista de Schindler”, un hombre con una sensibilidad especial para no dejarse influenciar por las normas, que el grupo de dictadores indecentes llegaron impusieron para dominar una nación que se recuperaba de la ignominia de una guerra.

Este hombre salvó del holocausto a infinidad de judíos. Haciendo juegos de camuflaje con sus superiores y empleando en las fábricas de guerra a todos los condenados que había podido salvar.

Tuvo una despedida esplendida. Todos los “obreros”, agolpados alrededor del vehículo que lo iba a trasladar, dando muestras de agradecimiento con gestos que hacían llorar a la familia que los tenía que dejar.