Entradas

Mostrando entradas de enero, 2024

MI ESPARTERA DEL GENIL

  Y el Genil que venía bravío,  cuan caballo de un malvado galopante y desbocado  de pura sangre concebío,  rebosa arte y señorío  cuando cambió de caminar  a ese trote singular  que despacito marchando se transformó en meandro  al ver tan florido lugar. Será por ser tierra de María; Socorro, Fuensanta y Dolores, rebosante de mil colores que El Creador emplearía para concebir la armonía en esta bendita tierra  de verde olivar y sierra; nació la espartera hermosa; se llama Badolatosa y el Genil dejó de ser fiera. Fueron suaves caricias, que norias, al río, dieran, que agradecidas riegan,  tierras que nos dan delicias, propiciando las pericias del humilde hortelano, logrando su ruda mano una tierra de riqueza que dio su ser y grandeza a un pueblo bello y arcano. Así la tierra parió a mi pueblo, bajo el sol que su escudo luce y azul que a sus aguas emule, donde el Genil dio su requiebro y es por ello que yo celebro ser de esta hermosa tierra que al que ose repudiarla, erra; blanca cal, co

PLACETA DEL SALVADOR

En este poema se recogen los recuerdos sobre el lugar en el que se vive durante la infancia, Un lugar único y entrañable en el que se pasan unos momentos de nuestras vidas que ya no volverán. Ese lugar en el que echábamos en falta y, añorábamos las cosas sencillas y, sobre todo a las personas con las que nos criábamos y el amor que sentíamos y que recibíamos de ellos, que siempre estarán en nuestros recuerdos. Un poema lleno de añoranza, nostalgia y ternura por revivir unos tiempos que ya se fueron. Con mis mejores deseos de paz y mucho amor para este año 2024. Un Hortelano Descalzo.

LA CADENA

Era una bolita de pelo blanco con manchas atigrado. Un cachorro de San Bernardo robado a su madre y criado a biberón. Toda la familia lo quería y acariciaba a esa bolita de peluche, regordete y juguetón. Tres meses de su vida mimado y disfrutando su libertad. Un día le ponen su primer collar de piel rodeando su cuello y una correa para sacar a pasear y presumir de su cachorro. Pasaban los días y cumplió los seis meses. Pasaban los meses y cumplió un año, ahora no era una bolita de pelo blanco con manchas atigrado, pesaba cuarenta kilos, comía como dos y hacía sus necesidades a montones. Un día llega a casa una triste noticia. Por motivos de trabajo tienen que abandonar su domicilio y vivir en la ciudad.  Su nuevo hogar un pequeño piso y era imposible llevarse al San Bernardo. Pasaron las semanas y llegó el día de la despedida del animal; un día doloroso para la familia después de dos años a su lado compartiendo su cariño, sus juegos, sus travesuras. Un perro que se daba a querer y les